El Origen del ascensor

El Origen del ascensor

Para buscar el origen de los ascensores nos tenemos que remontar al siglo II a. C. El ingeniero y arquitecto romano Marco Vitruvio, en sus textos, hace referencia a Arquímedes como el inventor del ascensor con sus hallazgos de la polea y el famoso “tornillo de Arquímedes”, que posibilitaba subir agua mediante un engranaje instalado dentro de un cilindro.

Estos mecanismos empezaron a utilizarse en los teatros griegos para subir y bajar a los actores del escenario y también en el Coliseo Romano donde los animales y los gladiadores accedían a la arena con un sistema que era accionado por hombres y animales.

Posteriormente, en la Edad Media, se utilizaba una cuerda enrollada a un cilindro de grandes dimensiones para subir los suministros a los castillos y monasterios.

El primer ascensor para personas del que se tienen datos fue el construido en Versalles para uso privado del monarca Luis XV que, al parecer, lo usaba para visitar a sus amantes que se hospedaban en los pisos superiores del palacio, sin ser visto.

En Londres, en 1829, se instala el primer ascensor mecánico en Regent’s Park con una capacidad para 10 personas que, más que como un ascensor convencional, se usaba como reclamo turístico para contemplar las vistas.

Este tipo de maquinaria fue evolucionando, aunque no sería hasta la Revolución Industrial cuando se empiezan a utilizar maquinas a vapor para subir grandes cargas, en las minas y fábricas inglesas.

El físico e ingeniero William Thomson, en 1845, construye el primer ascensor hidráulico. Este elevador funcionaba gracias a la presión del agua corriente que era accionado por los propios usuarios. Estos fueron sustituyendo a los ascensores accionados por vapor.

En 1851 Waterman patentó el primer montacargas, una plataforma unida a un cable, que servía para subir y bajar tanto mercancías como personas. Este hecho marca la posterior evolución del ascensor.

En 1852 Elisha Graves mostró, en la Exposición del Palacio de Cristal de Nueva York, un montacargas dotado de un sistema de seguridad en el que, al cortarse el cable, el montacargas se detenía. Este fue un paso decisivo hacia los ascensores modernos, que contribuyó a cambiar el aspecto urbanístico de las ciudades, construyéndose, a partir de entonces, edificios más altos.

En 1880 nace el primer ascensor eléctrico de la mano del inventor alemán Werner von Siemens. En su invento, la cabina ascendía por un hueco mediante engranajes de piñones giratorios que accionaban los soportes situados en los lados del hueco y el motor se situaba debajo de la cabina. 

No es hasta 1887 cuando se construyó el primer ascensor eléctrico con el motor encima de la cabina, que accionaba un motor giratorio en el que se enrollaba el cable de izado.

A raíz de esta evolución, el uso y la instalación de ascensores se fue generalizando, hasta nuestros días, en que los ascensores son cada vez más seguros y eficaces.

Esperamos que os haya gustado esta breve historia del origen del ascensor.

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